La sonografía musculoesqueletal puede proporcionar a menudo una imagen más clara de tendones, ligamentos, músculos, nervios y masas superficiales en múltiples articulaciones del cuerpo. Entre las áreas más comúnmente evaluadas se encuentran el hombro, el codo, la mano, la muñeca, el tobillo y el pie. Además de buscar causas de dolor y patología en dichas articulaciones, la sonografía nos permite hacer un examen físico funcional y dinámico mientras miramos en vivo las áreas anatómicas sintomáticas.
Entre las ventajas de la sonografía musculoesquelética se encuentran su bajo costo, la rapidez del estudio, su fácil accesibilidad y que se puede realizar en pacientes con marcapaso, prótesis, operaciones previas y claustrofóbicos. Es fácil también comparar con estructuras contralaterales para asistir en el diagnóstico, un beneficio que no puede ofrecer por ejemplo la resonancia magnética por carecer costoefectividad. Cabe mencionar sin embargo que los rayos X, la sonografía y el MRI suelen ser modalidades complementarias ayudando al radiólogo a lograr un diagnóstico más preciso. También es importante recalcar que ésta herramienta debe ser utilizada por médicos especialistas con entrenamiento avanzado, ya que la calidad de las imágenes depende mucho de la experiencia de la persona que conduce el estudio. Donde mayor provecho obtenemos del ultrasonido es en la evaluación dinámica, mediante la cual el paciente reproduce el movimiento que le causa el dolor o la molestia. En vivo podemos estudiar qué estructuras se pillan, se subluxan o se dislocan, incluyendo bursas, tendones o nervios.
La falta de radiación ionizante hace del sonograma un instrumento muy valioso para diagnosticar patología en niños, siempre y cuando sean superficiales las áreas a examinar. La sonografía es limitada en cuánto a evaluar estructuras óseas, cartílagos, y ligamentos internos de las articulaciones ya que los huesos no permiten que llegue el sonido.